El agua es el “nutriente” principal y componente mayoritario de todo ser vivo. Es un recurso natural escaso (en algunas zonas) y de calidad relativa, ya que, a veces, pueden sufrir contaminaciones fecales y nitrogenadas. La calidad del agua no es algo estático, puesto que va a depender de la época del año, de la pluviometría y de la efectividad de los métodos de desinfección que tengamos.
- Todos los animales deben tener acceso a una cantidad suficiente de agua de calidad.
- La calidad del agua (Limpia, inodora, incolora e insípida) es tan importante como la cantidad.
- La ingestión de agua de baja calidad determina un mal estado en los animales, falta de apetito, trastorno digestivo, alteración de la producción lechera o la reproducción y en casos extremos hasta la muerte.
Habitualmente en las explotaciones ganaderas el agua suele tener dos orígenes:
- Suministro de red pública: Tendríamos asegurada la calidad en un origen, debiendo controlar las posibles contaminaciones dentro de la explotación, sobre todo en los abrevaderos.
- Aporte de agua de manantial o pozo propio. Es el suministro más frecuente en ganaderías. Generalmente, el agua proviene de pozos, canales, ríos o lagos. Es necesario que esta agua en origen cumpla unos requerimientos mínimos de calidad, ya que la posibilidad de poder potabilizarla en la granja es reducida con los medios que se suele disponer. Por tanto, primeramente, nos deberíamos plantear que la calidad del agua sea de una base suficiente que se pueda corregir si fuera necesario y que su uso sea viable.
En las granjas se pueden corregir los problemas microbiológicos del agua, pero solucionar los problemas de la composición química es más difícil y costoso.
A continuación, se explican procesos de potabilización que se usan habitualmente en las granjas.
FILTRACIÓN
El objetivo en este proceso es que se pueda eliminar la materia en suspensión y aumentar la claridad del agua, eliminando la turbidez del agua mediante filtros. Hay filtros de diferentes tipos. Habitualmente los que más se utilizan son de grava o arena. Este tipo filtros pueden trabajar de manera manual o de manera automática. La filtración siempre debe ser el paso anterior a la desinfección.
DESINFECCIÓN
Es el proceso que tiene como objetivo eliminar todo tipo de microorganismos vivos presentes en el agua y que pueden ser nocivos para la salud de los animales o personas. Para la desinfección utilizaremos tanto métodos físicos como químicos.
MÉTODOS FÍSICOS
Se emplean filtros de un determinado calibre de poro que no dejan pasar los contaminantes del agua, principalmente bacterias.
En la siguiente imagen se puede ver un tipo de filtro que estamos comentando.
MÉTODOS QUÍMICOS
Se emplean sustancias de forma dosificada en el agua, con el objetivo de reducir totalmente su carga microbiológica. Siempre se deben usar productos indicados y legislados para consumo humano.
Los productos más usados son:
CLORACIÓN
Adición de compuestos clorados (Habitualmente hipocloritos) para desinfección del agua. Es uno de los sistemas más utilizados. Es efectivo y barato. El principal inconveniente es que a dosis elevadas dificulta el consumo de agua, por el fuerte olor que desprende y además afecta a la flora ruminal. Otro de los problemas que presenta es que el cloro reacciona con la materia orgánica, que si está presente en nuestra agua puede dar lugar a compuestos llamados cloramina (que dan el típico olor a cloro). Las dosis habituales son (0,2 -0,4 ppm). A partir de 0,5 ppm, podemos tener efectos nocivos en los animales. La medición del cloro en el agua, en la explotación, se hace mediante reactivos por colorimetría. En verano y sobre todo en la zona sur de España, donde se alcanzan elevadas temperaturas, es importante comprobar las dosis de cloro en el agua.
En la imagen superior se ve un kit, para de determinar el nivel de cloro en el agua.
PERÓXIDO DE HIDRÓGENO
Requiere de mayores dosis que el cloro, es más costoso y solo es efectivo para aguas poco contaminadas. Su actividad debe valorarse en los puntos más lejanos al punto de inyección, ya que tiene un poder residual menor que el cloro. La dosificación habitual es de (5-15 ppm) de peróxido de hidrógeno libre. Su medición en la granja se hace, mediante tiras reactivas.
Siempre es importante comprobar que las dosis que ponemos sean las correctas. Por experiencias, que hemos vivido en la empresa, se han dado situaciones en donde el fallo en la lectura de la dosificación durante un periodo de varios meses, ha supuesto un problema grave. Los animales perdieron la flora ruminal y, en muchos casos, quedaron irrecuperables y tuvieron que ser desechadas con la consiguiente pérdida de producción y de rentabilidad.
DIÓXIDO DE CLORO
Es un compuesto de uso más reciente en agua de consumo. Es muy efectivo y no presenta efectos adversos. Su medición en granja, se hace con los mismos kits de medición del cloro, aunque la interpretación en la colorimetría no es la misma. Para llevar una aproximación, el valor del dióxido de cloro es el doble del valor que se usa como correcto para el cloro. Evidentemente, es mucho mejor emplear kits específicos de dióxido de cloro.
En la imagen que se muestra a continuación se ve un dispositivo para dosificar el dióxido de cloro.